Aunque
habitemos la misma casa, la misma ciudad, el mismo país, el mismo continente,
cada persona tiene sus propias costumbres y creencias que de alguna forma u
otra lo hacen ser un ser único e irrepetible.
En
el mundo existe una gran diversidad de seres humanos y estos, de acuerdo a las
similitudes de sus costumbres y al lugar en el que habitan, viven en
sociedades. Cada sociedad ha formado sus propias normas, tabúes y estilos de
vida distintos a los de las otras sociedades. Esta diferencia cultural hace de
la tierra un lugar más interesante del que podemos aprender cosas nuevas día a
día.
No
obstante, esta desigualdad de culturas no es aceptada por muchas personas. Los
humanos siempre encontramos raro lo que desconocemos, por lo que es normal que
un dominicano encuentre desagradable el hecho de que los chinos celebren un
festival para comer carne de perro, debido a que ellos consideran al perro un
animal doméstico y no una comida, y que los chinos encuentren inapropiado besar
a una persona al saludarla, cuando para un dominicano y el resto de
latinoamérica este gesto es habitual.
También
está el hecho del racismo que, aunque parece ir desvaneciéndose con los años,
no es así. En Estados Unidos existen ciudades donde los blancos anglosajones o
europeos y estadounidenses les repugna la presencia de otras razas en su
territorio, por lo que arman protestas e incluso los tratan inhumanamente.
El
planeta tierra es un lugar lleno de folklores, variedad de ideas y distintos
tonos de piel, por lo que es necesario ser tolerante y aceptar tanto nuestras
semejanzas como también nuestras distinciones. Debemos acordarnos de que cada
persona es un mundo y tratar de ponernos en su lugar para entender sus puntos
de vista. De esta forma no solamente habrá paz en nuestros corazones, sino que
también aprenderemos a convivir de una manera más sana y efectiva.
-Paola Rosario Peña (1074713).
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