sábado, 7 de octubre de 2017

continuación sobre la ética del hacker

Sin duda, una de las señas de identidad de nuestro tiempo es la aparición de y desarrollo de Internet, acontecimiento en el cual, ha desempeñado un papel trascendental un colectivo de personas que ya desde los años 60 se conoce como los hackers. Los integrantes de este colectivo no solo han tenido que ver con el desarrollo de Internet sino que también han sido claves en la creación de muchas otras muchas tecnologías, todas ellas en relación con el mundo de la informática. En consecuencia podemos considerarles actores de primera línea en la revolución tecnología que ha supuesto la aparición de la red.
El autor del libro que comentamos, Pekka Himanen, es doctor en Filosofía por la Universidad de Helsinki. Ha trabajado como investigador en Finlandia, Inglaterra y en las universidades norteamericanas de Stanford y Berkeley. También ha realizado diversos estudios, como colaborador de Manuel Castells, en torno al tema de la sociedad de la información.
Un hacker es una persona altamente cualificada en cuanto a conocimientos informáticos y cuya principal motivación es el entusiasmo y la pasión que le produce crear, descubrir o desarrollar nuevas tecnologías. La creatividad, la libertad en la red, el aprendizaje compartido y solidario con el resto de los miembros del colectivo, poniendo en común y de forma pública los descubrimientos realizados, la búsqueda del reconocimiento social por parte de sus colegas son los principales elementos que definen la ética del hacker. A mediados de los 80, determinados medios de comunicación les califican como criminales informáticos y si es cierto que algunos de ellos, llevados por su afán de aprender o por otros motivos, se han dedicado al sabotaje de redes y robo o destrucción de información, sería injusto pensar que todos los hackers se dedican a ello; los que sí lo hacen, son llamados crakers por el resto de la comunidad para que queden perfectamente diferenciados.
La ética hacker se ve radicalmente enfrentada a la ética protestante del trabajo que aún hoy predomina en nuestra sociedad y que valora mucho más la importancia del trabajo en si mismo independientemente de la naturaleza del mismo y que entiende la obtención de dinero como su máxima meta. La ética protestante del trabajo es un concepto que se define como tal por primera vez, a principios del siglo XX, por Max Weber en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
En este libro se exponen tres aspectos importantes en la ética hacker: El tiempo, el dinero y la ética en la red; asi como la actitud del colectivo hacker ante los mismos.
Una de las frases que define mejor el sentido del tiempo en el trabajo dentro de la ética protestante sería "el tiempo es dinero", acuñada por Benjamín Franklin. La optimización máxima del tiempo para obtener mejores resultados en el trabajo, frente a un sentido hacker del tiempo mucho más flexible en el que el trabajo no necesariamente es el centro del mismo y en el que el tiempo de ocio tiene un peso mayor.
En la ética protestante el trabajo y el dinero son fines en si mismos. En la comunidad hacker, no es el dinero la principal motivación para desarrollar un trabajo sino la pasión que se pone en él y el reconocimiento del mismo por parte de sus iguales, aunque los hackers no son unos ingenuos a la hora de contemplar la posibilidad de obtener dinero con, por ejemplo, el desarrollo de algún software, ese dinero en muchos casos es la llave de su libertad para dedicarse a actividades más en función de sus intereses personales o inquietudes intelectuales.
El prestigio se obtiene a través del reconocimiento por parte de sus iguales sobre el trabajo realizado, cuyos resultados se ponen a libre disposición del resto de la comunidad, para que este sea criticado o mejorado en un esfuerzo colectivo de aprendizaje. En ocasiones, dicho esfuerzo se ha revelado clave y eficiente en determinados momentos de la evolución de Internet. Este modelo de aprendizaje que Pekka Himanen llama modelo abierto, tomaría como punta de referencia la Academia de Platón. En este modelo los alumnos y los tutores son compañeros de aprendizaje en el que los segundos, más que inculcar una seríe de conocimientos en los primeros, intentan que estos los engendren por si mismos.
La ética en la red, o lo que el autor llama nética, alude la relación de los hackers con la red. En la obra se distinguen dos tipos de redes, las de medios de comunicación y la red económica.
En el primer tipo de redes los principios de esta nética son la defensa de la libertad de expresión en la red, la protección de la intimidad y de la libertad de los individuos así como el uso de la red como herramienta de denuncia y lucha contra situaciones de abuso e injusticia producidas en cualquier lugar del mundo. En cuanto al segundo tipo, la ética hacker apuesta por la llamada preocupación responsableconsistente en entender que las redes deben ser un elemento de inclusión y no un instrumento que aumente las brechas sociales provocadas por las exclusión de las redes de personas y regiones en función de intereses políticos y económicos diversos.
De todos modos, cabe señalar que no todas las personas que puedan sentirse vinculadas al colectivo hacker siguen de forma tajante los principios de la ética de los que hemos hablado; pero, de un modo general,  estos principios pueden ser considerados como rasgos identificativos de dicha comunidad.

En este libro, Pekka Himanen nos presenta un nuevo modelo de entender el trabajo que efectivamente se ha demostrado muy eficiente en determinados hitos en la historia de la creación y desarrollo de lo que conocemos como nuevas tecnologías. Quedaría por ver de qué modo ese modelo sería aplicable a otras actividades o en otras realidades sociales y políticas. Al contrario de lo que expone el autor, no parece que el hecho de que exista un colectivo cuya principal motivación para desarrollar su trabajo sea el entusiasmo que provoca la creatividad y el descubrimiento sea algo nuevo; más bien seria un modo de entender el trabajo y el aprendizaje que ya existía y que tiene a los hackers como expresión de la era Internet. 

raydi reinoso 1076471

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