Hay un dicho que siempre he oído mencionar.
Este famoso dicho es: El conocimiento es poder. Entonces si el conocimiento es
poder ¿Por qué no conocemos aquellos temas que de verdad importan? ¿A caso es
que no queremos ese poder o solo nos hacemos los idiotas? ¿Es que es más fácil
tener la mente cuadrada y no aceptar cambios u otra realidad distinta a la nuestra?
Hace tiempo que he estado investigando el desinterés
con el que son tratados los enfermos mentales deambulantes en nuestro país. En
Bonao, Monseñor Nouel, es muy fácil encontrarse un enfermo mental en la calle
desamparado que, en vez de recibir ayuda, sufre burlas y maltratos
constantemente.
Actualmente, el gobierno dominicano cuenta
con un solo hospital psiquiátrico en el país, conocido como el Centro de
Rehabilitación Psicosocial ubicado en la ciudad de Santo Domingo donde reciben
atenciones de salud física y mental pero, como es obvio, un solo centro no
basta para atender todas las personas con esta condición ya que no hay espacio
suficiente, no todos viven en dicha ciudad y otros no pueden trasladarse al
mismo. Y entonces ¿dónde quedan las personas con trastornos mentales de las demás
ciudades del país?
Por lo visto, el gobierno se enfoca
solamente en acoger a las personas con trastornos mentales de la ciudad de
Santo Domingo, olvidándose de aquellas que viven en zonas más encarecidas del
país que también necesitan atención y cuidados para mejorar su condición.
En nuestra querida Isla, también, es mal
visto por la mayoría de las personas, ir a un psicólogo puesto a que ir allí es
sinónimo a estar “loco”. Desconocen que la psicología no se basa en tratar
trastornos mentales, aunque puede ayudar a diagnosticar algunas patologías como
la depresión, la ansiedad y demás desordenes; esta se basa más en ayudar a las personas a encontrar un
equilibrio emocional, laboral o de cualquier ámbito sin necesidad de medicar. Por lo tanto, un psicólogo
te puede ayudar más a ti a reconciliarte con tu pareja o saber cuál es tu trabajo
ideal, que ayudarte con un problema del calibre de un trastorno de personalidad
múltiple.
Otra situación que enfrenta el país es la
falta de grupos de apoyo para personas depresivas y la poca conciencia que
tienen los ciudadanos del peligro que trae consigo sufrir de una
depresión. Comentaba la Revista
Psiquiátrica Nets (RESPSI) (2009) que a partir de una encuesta realizada por la
revista Parade se llegó a la conclusión de que “la depresión ocupa el tercer
lugar entre las ‘enfermedades’ más comunes”. Sin embargo, cuando le preguntaban
a los encuestados qué les preocupaba más sobre su salud a largo plazo, les
asustaban más las enfermedades del
corazón y el cáncer y no le prestaban atención a la depresión, debido a que
consideran que esta es un problema
personal y no la califican como un trastorno.
Con más concientización de parte de los
ciudadanos con personas capacitadas trabajando en el área y tratando a los
pacientes, con este y muchos trastornos más, los deambulantes o cualquier
persona con alguna condición mental puede mejorar su vida. Sin embargo, con la
mentalidad con la que tratamos tales temas y ese miedo a ser juzgados con el
que vivimos diariamente, creo que es difícil llegar a la meta pero no
imposible. No solo debemos accionar, sino que también debemos tener fe.
-Paola Rosario Peña (1074713).